domingo, 4 de enero de 2009

PARA ROMA, 1986



Roma: las plazas austeras barnizadas
por la naciente primavera, en el aire
de cartón. La humedad moja
las viejas calles rellenas de basura
y jóvenes transeúntes inflados de nuevo
eros festejan alegres la vida:
el cielo es amplio, desgarrado
por nubes viajeras sin destino.
Yo no vivo más ni deliro.
Ya hacia un único punto me dirijo
oh muerte.

Pero en cualquier parte se puede comer,
en cualquier parte se puede gozar: ¡todavía!
El silencio es de los tiempos
y la buena muerte sonríe
al Ángel de la vida
como si fuese el espejo
de la memoria que falsea
la perspectiva que se renueva
como un film para volver a ver
la vida; por tanto no vivirla,
por tanto devolverla al Creador
que no crea más ninguna criatura.




Dario Bellezza (Roma, 1944- 1996)
(Traducción de Horacio Armani)











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