domingo, 4 de enero de 2009

EL PÁJARO SOLITARIO




















Desde la cumbre de la torre antigua,
pájaro solitario, hacia los campos
lanzas tu canto hasta que muere el día;
y se difunde su armonía en el valle.
La primavera, en torno,
brilla en el aire y por los campos ríe,
tanto que al verla se enternece el alma.
Oyes balar rebaños, mugir bueyes;
otras alegres aves, en bandadas,
trazan mil giros en el libre cielo
celebrando su más hermoso tiempo:
tú pensativo y apartado observas;
ni compañía ni vuelos:
no te importa alegrarte, evitas goces;
cantas, y así transcurres
la flor mejor del año y de tu vida.

iAy, cómo se parece
a tu vivir el mío! Solaz y gozo,
de la novicia edad dulce linaje,
y amor, hermano de la juventud,
suspiro amargo de los días antiguos,
no me importan, no sé por qué; de ellos
más bien huyo, lejano;
casi solo y ajeno
a mi lugar natal
cruzo de mi vivir la primavera.
Este día que ya cede al crepúsculo
se suele festejar en nuestro pueblo.

En el aire sereno oyes campanas,
oyes a veces salvas de fusiles
retumbando en lejanos caseríos.
Ataviada de fiesta
la juventud aldeana
deja las casas y las calles puebla;
y mira, y es mirada, y se contenta.
Yo, solitario, en este
apartado lugar, saliendo al campo,
todo deleite y juego
dejo para otra edad; y la mirada
tendida al aire claro
me hiere el Sol que entre lejanos montes,
después del día sereno,
se disipa al caer, como diciendo
que la dichosa juventud se extingue.

Cuando tú llegues, solitario pájaro,
a ese ocaso signado por los astros,
no habrás de lamentarte
de tu suerte, pues fruto de lo creado
es cada anhelo vuestro.
Y yo, si el detestado
umbral de la vejez
evitar no consigo,
cuando no hablen mis ojos a otras almas
y vacío sea el mundo, el día futuro
más tedioso y sombrío que el presente,
¿qué pensaré de tal deseo?
¿Qué de estos años míos, de mí mismo?
Ay, me arrepentiré, y muchas veces,
ya sin consuelo, volveré al pasado.



Giacomo Leopardi (Recanati, Italia, 1798-Nápoles, id., 1837)

(Traducción de Horacio Armani)


Passero solitario


D'in su la vetta della torre antica,
Passero solitario, alla campagna
Cantando vai finché non more il giorno;
Ed erra l'armonia per questa valle.
Primavera dintorno
Brilla nell'aria, e per li campi esulta,
Sì ch'a mirarla intenerisce il core.
Odi greggi belar, muggire armenti;
Gli altri augelli contenti, a gara insieme
Per lo libero ciel fan mille giri,
Pur festeggiando il lor tempo migliore:
Tu pensoso in disparte il tutto miri;
Non compagni, non voli,
Non ti cal d'allegria, schivi gli spassi;
Canti, e così trapassi
Dell'anno e di tua vita il più bel fiore.
Oimè, quanto somiglia
Al tuo costume il mio! Sollazzo e riso,
Della novella età dolce famiglia,
E te german di giovinezza, amore,
Sospiro acerbo de' provetti giorni,
Non curo, io non so come; anzi da loro
Quasi fuggo lontano;
Quasi romito, e strano
Al mio loco natio,
Passo del viver mio la primavera.
Questo giorno ch'omai cede alla sera,
Festeggiar si costuma al nostro borgo.
Odi per lo sereno un suon di squilla,
Odi spesso un tonar di ferree canne,
Che rimbomba lontan di villa in villa.
Tutta vestita a festa
La gioventù del loco
Lascia le case, e per le vie si spande;
E mira ed è mirata, e in cor s'allegra.
Io solitario in questa
Rimota parte alla campagna uscendo,
Ogni diletto e gioco
Indugio in altro tempo: e intanto il guardo
Steso nell'aria aprica
Mi fere il Sol che tra lontani monti,
Dopo il giorno sereno,
Cadendo si dilegua, e par che dica
Che la beata gioventù vien meno.
Tu, solingo augellin, venuto a sera
Del viver che daranno a te le stelle,
Certo del tuo costume
Non ti dorrai; che di natura è frutto
Ogni vostra vaghezza.
A me, se di vecchiezza
La detestata soglia
Evitar non impetro,
Quando muti questi occhi all'altrui core,
E lor fia vòto il mondo, e il dì futuro
Del dì presente più noioso e tetro,
Che parrà di tal voglia?
Che di quest'anni miei? che di me stesso?
Ahi pentirommi, e spesso,
Ma sconsolato, volgerommi indietro.


IMAGEN: Grajillo.




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